Podría haberme pasado toda la eternidad colgada de tus labios, saboreando ese dulce primer beso.
Te hubiera dado miles de ellos cada día y a cada instante saboreando ese amor que empezaba a nacer entre nosotros.
Pero no pudo ser, porque ayer sentí como tus labios se habían vuelto fríos de repente y no buscaban los míos, no pude sentir ese escalofrío recorriendo mi espalda.
Y al separarme vi tus ojos fríos diciéndome que no me querías.
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