miércoles, 15 de junio de 2011

Cuando te vi la primera vez mi corazón dejo de latir y mi sangre se volvió fría como el hielo. Tú pasaste caminando a mi lado y me miraste sin verme, yo quise gritarte pero no sabía tu nombre, intente alcanzarte pero mis piernas no se movían, y así pasaste de largo cruzando la esquina.
Esa noche soñé contigo sin poder imaginar hasta donde podía llegar esto que estaba empezando a crecer dentro de mí.
Pasaban los días uno tras otro y cada día yo te veía pasar por mi lado, respirado rápidamente el mismo aire que compartía por un momento con tus labios, y cada noche soñando que ese aire unía tus labios a los míos.
Y ahora estoy aquí soñando con tus labios, viéndote y amándote en secreto cada día, esperando que tú me mires y me veas.

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