lunes, 30 de mayo de 2011

El sol y la luna

La Luna miraba su reflejo en el agua calmada del mar pensando que es lo que podía haber hecho mal, en que se había podido equivocar para que la condenaran a tan terrible tortura. 
La Luna en lo alto del cielo estaba acompañada por una infinidad de estrellas y luceros que bailaban a su alrededor pero ella se sentía sola y desdichada, ya que la habían separado de lo que más amaba, el Sol.
Si el dolor de separarlos no era lo bastante duro les habían condenado a verse cada día cada uno en una punta del cielo, el Sol desesperado cada día alargaba sus rayos intentando rozar la blancura de la Luna pero nunca llegaba a tocarla. Por su lado la luna cada noche estaba condenada a ver a los amantes que bajo su luz daban rienda suelta a su pasión. 
Y así ambos en el cielo viven su amor imposible, sin tocarse, sin hablarse solo con la mirada que cada día le brinda el Sol a la Luna.

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